Va enamorado el sol del arroyuelo
que espeja su paso por el bosque
Y un canto de mañanas asombradas,
transforman en cristal sus ilusiones.
El sol le besa en cada claro
Y nacen estrellas por instantes, doradas,
son líquidas gotas teñidas de su mano,
miradas desde el cielo y desde el cielo pintadas.
Tiene quizás la vida un poco del arroyo,
que siempre está corriendo por bosques y quebradas.
Un camino de sombras transita en su andadura,
hasta que llega el sol del amor y las hace claras.
Alejandra Etcheverry
Nota Diario La Opinión
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