Un velero con alas
Y remontó las olas contra el viento.
Un cielo rojo agitaba la marea.
Tenía de gigante el sentimiento,
del valor del sol cuando clarea.
No se asustó jamás con la tormenta.
No detuvo su paso embravecido.
Su vela de ala siempre atenta,
y su corazón de mástil siempre erguido.
Aquellos que lo vieron pasar así, pensaron,
que por pequeño quizás no duraría.
Pero allí anda volando por los prados,
y nadando los cielos todo el día.
Así ha sido nuestro amor, mi bien amado,
un velero con alas, vida mía.
Alejandra Etcheverry
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